Todos tenemos un gordo que vive dentro de nosotros. No estáis
de acuerdo?
Para mi, el comer, lo considero uno de los mejores placeres
del mundo. Yo puedo comer sin hambre, solo por el placer de comer algo bueno y
bien hecho.
Odio aquellas personas que comen...comen....comen...comen un
poco más....vuelven a comer... y no engordan. Yo tengo un primo así. Ahora no
sé como van sus hábitos alimentares, pero antes de casarse, Emanuel bebía 3
tazas de café con leche y 8 panes al desayuno.
Vestía una talla 38. Y sigue elegante.
Nosotros tenemos una relación de amor/odio con la comida. Y
todo por culpa del gordo que llevamos dentro.
Mi gordo es excéntrico.
Quiso salir para fuera. Tubo su fase de vivir en la oscuridad. Tengo la esperanza
de que el vuelva para dentro, pero de momento, está viviendo su excentricidad
en el mundo exterior.
Régimen para mí significa tristeza, amargura. Yo soy la
persona más infeliz del mundo, la más mal humorada del planeta, cuando estoy a
dieta. Para yo poder perder 3 kilos tengo que sufrir MUCHO. Soy la típica
persona que todo le sabe bien y super rico. Yo como un rodaja de piña y engordo un kilo y medio. Yo engordo solo con oler la comida.
No voy a mentir y ser aquel tipo de persona que dice:
“Ay yo no como para tener este peso, ay que injusta la vida,
yo no como mucho pero mira que gordo/a estoy”
Bitch please shut up, estás gordo/a como un dinosaurio por
lo que comes. Comes mucho, engordas. Sencillo.
Pero todos sabemos que existen aquellas personas que tienen
problemas de tiroides, con metabolismos lentos, retención de líquidos, hipertensión,
todo eso son factores que dificulta la pérdida de peso.
Yo no tengo problemas de tiroides pero tengo todo lo demás.
Dificulta, si, mucho, y yo que lo diga. Pero adelgazar no es imposible, para
nada.
Hasta las personas que tienen aquella forma física de dar
envidia luchan con su gordo interior. Nos habla con ese coro de ángeles de
fondo:
“Hum... mira esa pizza.... esa mozzarella....derritiéndose
lentamente en tu boca”
“Hum... Mira la M de Mcdonald’s como llama por ti.... que
tono de amarillo más bello...esos naggets de pollo...”
“3 de la mañana, después de ver una película que es lo que
sabe bien? Tu sabes.... eh? Anda dilo... ese bocata... con un filete de
ternera...poco hecho...aliñado con sal gorda, óreganos y pimienta negra.
La
ternera hecha a la plancha con un hilo de aceite y muchos ajos, calientas el
pan crujiente, la loncha de queso se derrite, y esa cobertura de mostaza. Si,
esa el frasco pequeño, el que cuesta caro. No ese de Calvé en un bote de plástico,
no, es esa de frasco pequeñito, con la cual ensucias un montón de cucharas.”
Omg... te repreendo espirito obeso!!!
(me quedé llena de hambre escribiendo esto)
Pero es así mismo. Tanto como las personas gordas, o
delgadas, saben que tengo razón. Yo tengo dos maneras de reaccionar ante esto:
. 1. “Tania... eres una mujer... tienes 29 años... no
hechas de menos tener una talla 38?”
No como, me acuesto cabreada, no puedo
dormir, lleno de baba la almohada, empieza a dolerme la nuca, cambio de canal
en la tele mil veces, discuto con Rui, si todo eso por no comer el bocata.
O entonces:
2. “Tania... la vida son dos días... es solo hoy...
empiezas el régimen el lunes.”
Y me como el bocata.
Todos los gordos empiezan sus dietas en los lunes,
no sé porque. Vemos el día de lunes como aquel dia en que nos dará una fuerza y
energía interior, que todo irá y acabará bien, es práticamente el inicio de la
semana... todo saldrá bien!.... el miércoles uno ya se come una tapita de
bravas.
A mi me encanta comer. Pienso que los gitanos
tienen una relación de obsesion por la comida. Todo circula al rededor de la
comida.
Las personas que no son gitanas trabajan,
pagan sus alquileres, la luz, el agua, el Internet, comen, se visten, se van de
vacaciones, van al cine, pasan findes fuera...
Los gitanos compramos comida. Y ya. Pagamos
la renta, la luz, y ya para el agua no llega. Toca ir a la compañía, hablar con
el encargado, pagamos la mitad de la factura y quedamos en dar la mitad que
falta en el mes que viene.
No vamos de vacaciones, no pasamos los fines de
semana fuera, el gitano vive un sin
vivir. Y porque? Por la comida.
Podríamos comprar la mostaza esa de las
baratitas, pero no, nosotros compramos aquella de frasquito . Podríamos comer
medio filete y ya, pero no, necesitamos como de 3k de carne. Las personas cocinan
los filetes de ternera para almorzar o cenar. No para merenditas.
Las personas “normales”, familias de 4 o 5
personas, se compran una barra de pan. Una familia gitana de 5 o 6 personas
llegan a consumir 7 o 8 barras de pan al día.
El comer es como una enfermedad para nosotros. Me acuerdo de cuando fui a un congreso en Bruselas. En pleno Invierno.
Hubo várias apresentaciones y participaciones de invitados distintos.
Pero llegó a un punto en que nosotros, en este caso mis queridos amigos, Bruno Gonçalves, Luís Romão y yo, nos pusimos nerviosos. Temblando. Era hambre.
Ya ni escuchábamos las cosas en condiciones y nos empezamos a reir de todo y de todos. O sea, una rabieta de hambre.
Llega el momento tan esperado. Vamos todos a cenar. Cerca de mil gitanos se dirigen a las salas destinadas para las comidas. Vemos muchas bandejas, pero había tanta gente que tuvimos que esperar por nuestro turno.
Nunca me sentí tan elegante en mi vida. El hotel donde nos quedamos es uno de los hoteles más antiguos de Bélgica. O sea, todo con esa decoración vintage que tanto me gusta.
Los camareros de smoking paseaban con las bandejas como pinguinos todos super cukis.
Nosotros muriéndonos de hambre, con los platitos en la mano esperando un agujero entre las personas para poder cojer algo de comer.
Cuando finalmente llega nuestro turno, nos dimos de frente con uans bandejas de plata y unas tostitas con un paté en fucsia.
Del otro lado más tostitas en un tono verde lechuga.
Miré a mi lado izquiero y vi a una gitana. Su identificación decia que ella era de Grecia. A mi lado derecho estaba un gitano llamado Éric, de Macedonia.
En ese momento no fue necesário hablar nada. No se sintió la tristeza de no podernos comunicar debido a los idiomas diferentes.
Nos quedamos atónitos mirando la mesa. Nuestras miradas se encuentran, y en ese momento nuestros ojos gitanos dijeron la misma cosa:
"Que hambré"
Decidimos entonces ir a comer fuera. Salimos del hotel y vimos en la pantalla de la calle, que la temperatura marcaba los 12 grados bajo cero. Un frío para morirse. Sale así entoces un grupo de gitanos hambrientos en busca de un restaurante.
El frío me hizo pensar dos veces la verdad, pero el hambre hablo más alto.
- Romão, dame la mano.
- Ui esta una mano ahora, que cosa más antigua.
- Romão, que se muera tu hermano, dame la mano. No me aguanto del frio y voy sin guantes.
Encontramos un Kebab. Entramos y vimos el restaurante lleno de gitanos. No había mesas siquiera.
Todos nos empezamos a reir. Todos tuvimos la misma actitud.
Gitano es un gitano, sea del país que sea.
Nosotros muriéndonos de hambre, con los platitos en la mano esperando un agujero entre las personas para poder cojer algo de comer.
Cuando finalmente llega nuestro turno, nos dimos de frente con uans bandejas de plata y unas tostitas con un paté en fucsia.
Del otro lado más tostitas en un tono verde lechuga.
Miré a mi lado izquiero y vi a una gitana. Su identificación decia que ella era de Grecia. A mi lado derecho estaba un gitano llamado Éric, de Macedonia.
En ese momento no fue necesário hablar nada. No se sintió la tristeza de no podernos comunicar debido a los idiomas diferentes.
Nos quedamos atónitos mirando la mesa. Nuestras miradas se encuentran, y en ese momento nuestros ojos gitanos dijeron la misma cosa:
"Que hambré"
Decidimos entonces ir a comer fuera. Salimos del hotel y vimos en la pantalla de la calle, que la temperatura marcaba los 12 grados bajo cero. Un frío para morirse. Sale así entoces un grupo de gitanos hambrientos en busca de un restaurante.
El frío me hizo pensar dos veces la verdad, pero el hambre hablo más alto.
- Romão, dame la mano.
- Ui esta una mano ahora, que cosa más antigua.
- Romão, que se muera tu hermano, dame la mano. No me aguanto del frio y voy sin guantes.
Encontramos un Kebab. Entramos y vimos el restaurante lleno de gitanos. No había mesas siquiera.
Todos nos empezamos a reir. Todos tuvimos la misma actitud.
Gitano es un gitano, sea del país que sea.
Como podemos ver, la comida es como casi un sufrimiento para nosotros. Esto porque todo su dinero acaba en el Mercadona.
Para un gitano irse de vacaciones, uy, le a salido el Euromillones y nadie lo sabe.
Para un gitano irse de vacaciones, uy, le a salido el Euromillones y nadie lo sabe.
Las personas que no son gitanas estan
trabajando y tienen su cabeza en ello.
No estan minimamente preocupadas con lo
que van a cenar esa noche. Como que les da igual. El gitano esta en su mercadillo
trabajando o su empleo y está:
“Tengo que ir al Mercadona a por 2k de
pechugas...hago arroz...una ensaladita y ya. Si, ya esta, es lo que hay. Pero
no hay yogures...ay Señor... y leche! Tampoco hay leche!”
Yo admiro quién sabe comer. Porque el que
sabe comer, por norma, sabe cocinar.
A mi me encanta comer, y nos es para dar
una de super héroe, pero yo soy buena cocinera.
No es que sepa hacer muchos platos, pero los
que hago, los hago muy bien.
Y porque? Porque cocino con tranquilidad,
sin prisa, a fuego lento, uso muchas especies. Sal, pimienta, ajos, nuez moscada,
ajo en polvo, cilantros, cominos, paprika, laurel, oréganos, hierba buena, albahaca,
humm ñam ñam. Yo hablo con la comida y le doy mimitos mientras cocino. Yo saco
la lasaña del horno y le hablo:
“Oi oi oi oi oi por Dios que peshiosha
está... quien es la lasaña más peshiosha del mundo quien es? Eh? Eh? Shiiii
eres tu! Claro que shiiiii”
La comida te tiene que salir buena a la
fuerza vamos.
Mil euros para gastar en el centro comercial,
o mil euros para gastarlo en el super mercado?
Hay dudas? Pillo los mil euros y salgo
corriendo al super mercado de El Corte Inglés.
Yo en los pasillos del super mercado soy
como una niña en Toysru’s. Tal y cual.
Estoy en la carníceria y no veo solo carne. Yo
veo filetes con champiñones, veo strogonof, veo carne rellena, veo cordón blue...
En la pescaderia y veo besugo al horno, arroz
de rape, paella...
En los pasillos de pastas veo carbonara,
arroz y caril, bolañesa...
Veo Cerelac y me imagino haciéndola con
leche, no la disuelvo totalmente y dejar algunos cuantos grumitos por deshacer.
Yo veo el logotipo de Burger King y me
quedo con ojitos de adolescente apasionada.
Esto es pasión por la comida.
Me cabrean las personas que comen por
comer. Solo por la necesidad.
Estamos en un restaurante. La comida llega
y yo ya pido la sal. Aún no lo probé, ni falta que hace. Sé que esta sosa
perdida. Lo noto por el olor.
Yo pongo la sal, pruebo la sopa y observo a
la gente comiendo.
“Ay que rica está esta sopita hummm ñam nãm
ai Dios mio que maravilla”
Maravilla?... pero si esta sopa sabe a
hojas A4!
Personas que no tienen cualquier sentido de
cocinar y que no posuen ningún paladar.
Por eso, cuando es para hablar de cocinar,
me gusta hablar con alguién que me entienda. Podemos hablar de politica, o de
algun escandalo que tenga ocurrido por ahy, de problemas, de fútbol, de cine.
Pero hay ese momento en que uno habla de comida. Para nosotros gitanos es como
que inevitable no hablar de comida.
Una vez, una asociación me invito a que diera
una palestra. Las personas responsables del evento vinieron a por mi a la
estación de trenes, y como llegué temprano fuímos a almorzar juntas. Eramos 3 personas.
Yo pedí sopa, ternera al horno con arroz,
patatas y legumbres salteados. Para postre me pedí ensalada de frutas. Mi café
y bombón al final.
Veo que las 3 mujeres que estaban conmigo,
pidieron una sopa de primer plato (no pusieronsal).
Para beber piden un té. Si, un té... una
pidió de manzanilla y las otras dos un té de jasmin. Caliente. Yo flipando, y
ellas tan contentas bebiéndolo.
De segundo plato pidieron una ensalada.
Normal... lechuga, cebolla, tomate y aceite de oliva.
Postre una naranja, y las otras dos pidieron
1 manzana asada.
Me sentí como el monstruo de las galletas.
“Que os pasa nenas? Eh?...alguien os pega en
casa o algo?...porque no coméis?...porque un té?.....una ensaladilla na más?...y
esa manzanita?”
“Ay Tania si hemos comido mucho! Y estaba
todo rico!”
Mucho?....si eso es mucho que pensaron de
mi?... boh.
Jamás me entendería con estas personas.
Gastronómicamente me refiero.
Hace poco tiempo, estaba mi familia y yo en
el cementerio para visitar nuestros seres queridos. Toda la familia estaba allí
toda reunida, y la verdad, muy triste. Como ya referí anteriormente, mi tío
falleció hace poco tiempo y nos dejo muy abalados.
Hubo un momento en que los llantos se
tranquilizaron y dio lugar a un silencio.
En medio de ese silencio, aún con los ojos
medio rojos de haber llorado, mi primo Rum Rum (es un apodo) rompe el silencio
y me dice así:
“Ayer, eran como 2 de la mañana, me comí un
bocadillo con un filete de ternera que tenia en casa. Así a la plancha sabes?
Con sal gorda y pimienta. Que rico estaba.”
Nos limpiamos la nariz y empezamos todos
hablando de que harían para cenar ese día. Tal como dije, es inevitable.
Yo soy una persona insoportable con hambre.
Con calor también.
Yo no soy yo si tengo calor o hambre.
Y por favor nadie me hable si yo estoy en
ayunas. No es que yo sea, o quiera ser, mal educada. Es que simplemente no
quiero contestar a nadie hasta que no esté sentada en la mesa desayunando y sintiendo
el vapor de el café en mi cara.
Que tiene de interesante una persona para
decir en ayunas? Nada.
Cuando yo tenia que ir a formaciones de
trabajo pues me tocaba tener que hablar con las personas. Pero en modo automático
sabes? Como si no estuviera allí.
Tratemos bien a nuestros gordos interiores,
ellos también merecen ser felices.
Con los gordos excéntricos , debemos tener
algún control sobre ellos, es una cuestión de salud.
Pero a aquellos gordos tímidos y inocentes ,
pobres, nada más que quieren pan, déjenlos ser felices de vez en cuando.
Tania.
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